ELIGE MADERA “Casa Jardín”: habitar en el campo La construcción de viviendas con técnicas vernáculas ha sido un desafío que algunos se han propuesto realizar para habitar de acuerdo a un estilo de vida en contacto con la tierra y las raíces de Latinoamérica, de esto se trata “Casa Jardín”. La construcción de viviendas con técnicas vernáculas ha sido un desafío que algunos se han propuesto realizar para habitar de acuerdo a un estilo de vida en contacto con la tierra y las raíces de Latinoamérica, de esto se trata “Casa Jardín”. Al Borde Casa Jardín surge como un proyecto basado en el conocimiento vernacular, que revaloriza lo local, mediante la utilización de técnicas precolombinas, como las cercas vivas, que priorizan una convivencia armónica entre arquitectura y naturaleza. Estos son algunos de los principios bajo los que trabaja Al Borde, estudio arquitectónico a cargo de este y otros proyectos en relación a los orígenes de la cultura latinoamericana. Una de las características de este estudio de arquitectura es la búsqueda de afinidad e intereses relacionados con sus clientes, para así lograr un trabajo en conjunto, involucrando al cliente en el proceso de inicio a fin. Casa Jardín nace del deseo de vivir en conexión con la naturaleza de José Fabara, con la idea de reducir su impacto en su paso por la Tierra, quien lo describe así: “Desde un principio no lo veía como una casa de campo, sino como en el lugar donde yo quería morir. Entonces nació el plan de tener este lugar muy adaptado a mi forma de ver la vida y de vivir. Una casa que está adaptada a la naturaleza. Una casa que está dentro de la naturaleza”. Saberes vernaculares El uso de materiales autóctonos es la premisa de esta construcción, sin embargo, los protagonistas de Casa Jardín son las llamadas “cercas vivas”. Se conoce como cercas vivas a las vallas que se forman con palos de árbol lechero, los que se cortan, plantan y unen con cuerdas, y continúan creciendo desde la posición en que fueron dispuestos. Esta manera de edificar se basa en saberes ancestrales de valles interandinos, una forma que se tenía de construir en base a los recursos disponibles y el conocimiento de la naturaleza circundante para usarla sosteniblemente. Presentes en toda la propiedad, llama la atención la efectividad del uso de cercas vivas, de los 46 que se utilizaron, solo 5 perecieron y se reemplazaron. Por otro lado, la construcción se llevó a cabo interviniendo lo menos posible en la composición natural del valle, con sistemas de riego y reutilización de recursos como el agua de ducha, tratamiento de aguas negras y compostaje de alimentos. Tanto el baño como la ducha se encuentran fuera de la casa, desdibujando los límites entre lo construido y el jardín. En este caso particular, no hay conexión con alcantarillado por lo que se creó un sistema de tratamiento de aguas negras que circulan para el riego del jardín, así como la ducha se planteó como un método de riego dentro de un invernadero para no desaprovechar ni una sola gota. Casa Jardín en su propósito de fusionar lo local con lo contemporáneo, se transforma en un testimonio vivo de cómo la arquitectura puede hacerse como una extensión de la naturaleza, siendo un tributo a las raíces latinoamericanas y a la vivienda en armonía con el ecosistema.