Arquitectura latinoamericana

Hablar de arquitectura latinoamericana es contar la historia de la conquista de América, la adopción y no siempre adaptación del modelo de ciudad europea en un territorio y paisajes con culturas alejadas del pensamiento eurocéntrico. Las formas y materialidades de las edificaciones se tornaron en elementos externos y contaminantes, en contraste con lo propio de américa latina que, como lo define la arquitecta Cazú Zegers, es el hacer “precario y de baja tecnología”, construyendo con lo que se te tiene a mano, lo que crea un sistema más sustentable.

El concepto de “precario y low-tech” se interpreta como la construcción con elementos propios del territorio de manera coherente con el entorno, así el objeto arquitectónico tenga un diálogo con el paisaje y se haga parte del panorama local. En este sentido, Zegers, defiende el paisaje como patrimonio de Latinoamérica, poniendo énfasis en dedicar su trabajo  a construir formas apropiadas al territorio, la cultura y el paisaje.

Los proyectos de la arquitecta chilena le han hecho justicia a este pensamiento, otorgándole múltiples reconocimientos, así como el Premio Latinoamericano de Arquitectura de la Bienal Buenos Aires en 1993, formar parte de la Architecture A-List de Elle Decor como una de las mejores arquitectos vivos del mundo en 2019, figurar como una de las arquitectas latinoamericanas que derriban barreras por Forbes Magazine en 2020, la distinción Dora Riedel en 2021 al arquitecto que haya destacado por su labor innovadora, también el Grand Prix de Versalles y el Premio National Geographic Unique Lodge of the World.

La fundadora de Fundación +1000 junto a su equipo, lideran la disciplina de etnoarquitectura y etnoingeniería con proyectos de la mano con comunidades indígenas en Latinoamérica y el Caribe.

Aquí te mostramos algunos de sus proyectos para empaparnos un poco más de la arquitectura poética de esta gran arquitecta chilena.

Casa Cala

 

 

Considerada como la casa tesis de Cazú Zegers, nace del entendimiento del cómo se habita el paisaje vernáculo de Lago Ranco. En el contexto de la relación entre los alemanes colonos y Mapuches de la zona, se produce un sincretismo cultural que se traduce al lenguaje de grandes construcciones en madera sobre el paisaje.
La obra arquitectónica combina de manera armoniosa la naturaleza y la arquitectura, se toma a la flor de Cala como un objeto para la desarticulación de los galpones de madera dispuestos, y recrearlos en un lenguaje contemporáneo en madera.

La Casa de 477 m2 destaca por su integración con el paisaje circundante, se emplaza sobre una base de roca natural que conecta con el entorno. El diseño se adapta a la topografía del terreno y logra combinar la privacidad y apertura al paisaje, consiguiendo aberturas que permiten la entrada de luz natural y vistas hacia la naturaleza que la hacen protagonista.

La Casa Cala se divide en diferentes volúmenes interconectados, lo que crea una sensación de movimiento y dinamismo. Además, se han integrado terrazas y patios que permiten disfrutar del aire libre y aprovechar al máximo el entorno natural. En su construcción se usaron técnicas tradicionales del oficio carpintero.

La primera casa de la arquitecta chilena fue acreedora del Premio Latinoamericano de Arquitectura en 1993.

Casa Llu

 

 

La Casa Llu de 756 m2, se construyó en 2018, se compone de maderas nativas recicladas de la Región de Los Ríos, tales como roble, coihue y laurel.

Sostenida sobre pilares metálicos, se incorpora al paisaje dando una sensación de continuidad gracias a sus amplias ventanas, que otorgan iluminación y amplitud a sus espacios interiores, estas son trabajadas con madera de pellín, y el piso de Casa Llu se compone de madera de Raulí.

Casa Llu combina la arquitectura tradicional del sur de Chile y el loft americano. Esta casa se complementa con bancas y percheros de la mano de la escultora Jessica Torres.